Hojas Amarillas: Causas y Remedios

Hojas Amarillas: Causas y Remedios

Las hojas aportan pistas importantes sobre la salud de una planta : gracias a ellas, de hecho, es posible notar las deficiencias a tiempo e intervenir con las soluciones más adecuadas. Si el follaje tiende a amarillear, las razones pueden ser diferentes, por lo que también es necesario observar los demás componentes de la planta para obtener una imagen más completa en su conjunto.

Hojas amarillas: causas y remedios

Deficiencia de hierro

Una de las causas más comunes de las hojas amarillas es el suelo pobre en hierro , también conocido como clorosis férrica. Tal deficiencia no es difícil de reconocer, ya que las venas permanecen verdes mientras la superficie de la hoja se vuelve amarilla . En los casos más graves, el follaje adquiere un color blanquecino, pero es posible intervenir con fertilizantes adecuados antes de llegar a una situación tan extrema.

No debemos olvidar que el hierro es la base de la sanidad vegetal, ya que regula el metabolismo y es fundamental para la producción de clorofila: por ello el color verde de las hojas se va sustituyendo paulatinamente por un amarillo pálido si este elemento es escaso. En el mercado existen varios fertilizantes a base de hierro quelado , para ser administrados al suelo muy rápidamente ya que tienden a desintegrarse con la luz.

La operación debe realizarse un par de veces al año; alternativamente, es posible tratar el suelo con la cantidad adecuada de hierro en otoño y proceder con el fertilizante solo en primavera. Es fundamental evitar regar la planta con agua del grifo, ya que esta última es generalmente rica en caliza y evitaría la correcta absorción del hierro en el suelo.

Falta de nitrógeno y magnesio

Una planta también puede experimentar un color amarillento de las hojas debido a la falta de nitrógeno, magnesio o manganeso . Después de todo, las verduras necesitan una serie de sustancias para desarrollarse de la mejor manera: el nitrógeno, por ejemplo, representa una fuente de alimento esencial y forma parte de los llamados tres macroelementos necesarios, junto con el fósforo y el potasio. Si el nitrógeno no está presente en el suelo en las dosis adecuadas, las hojas se vuelven amarillas, las raíces se adelgazan y la floración es escasa.

Al igual que con el hierro, también en este caso es necesario utilizar fertilizantes nitrogenados específicos . Es fácil conseguirlos en viveros o en tiendas especializadas en jardinería: hay algunos especiales para plantas individuales, como rosas, tomates y limones.

La falta de magnesio o manganeso también puede causar un color amarillento del follaje. En el primer caso la hoja se vuelve amarilla en la parte superior y permanece verde en la zona del apego; en el segundo, los bordes se vuelven más oscuros, necróticos en las situaciones más graves. Después de todo, estamos hablando de dos sustancias muy importantes para las plantas, ya que el magnesio interviene en los procesos de fotosíntesis y el manganeso regula la acción de las enzimas y la absorción de agua. Una vez más, la mejor solución es un fertilizante rico en el elemento deficiente.

La importancia del agua y la luz

Como puede comprender en esta descripción general, una de las formas más efectivas de prevenir el amarillamiento de las hojas es un fertilizante que contiene todos los nutrientes necesarios. Sin embargo, es importante respetar otras precauciones simples, incluida la cantidad correcta de agua y luz . A menudo, de hecho, el follaje de una planta se vuelve amarillento debido a la acción de una luz solar demasiado fuerte: el efecto es peor si el jarrón se coloca cerca del vidrio de una ventana, que refleja la luz y la hace aún más intensa.

El riego adecuado también es una herramienta de prevención útil, ya que una dosis de agua insuficiente o sobreabundante es una de las causas más comunes de amarillamiento. Una planta que se riega con poca frecuencia tiene hojas con puntas secas, mientras que una que se riega corre el riesgo de pudrirse.

Además, la humedad es un enemigo acérrimo del follaje de las plantas, así como de las heladas y las corrientes de aire . Un jarrón, por lo tanto, debe colocarse en lugares resguardados, lejos de corrientes de aire y radiadores. Evidentemente la temperatura ideal varía según la especie, pero en general es fundamental evitar ambientes demasiado calientes o demasiado fríos. Todos estos son consejos sumamente sencillos de seguir, capaces de preservar la salud de las plantas y garantizar su desarrollo. Es fundamental intervenir tan pronto como se note un amarilleo de las hojas, para poder solucionar el problema rápidamente sin causar daños permanentes.